Bien lo sabemos, desde tiempos inmemoriables hemos sido influenciados por seres alienígenas, que han promovido la evolución de la humanidad.
En Egipto, hace ya más de 4.000 años se construyeron las primeras pirámides: monumentos gigantescos -casi monstruosos- que dieron paso al nacimiento de una de las culturas más influyentes durante la constitución del mundo y el pensar occidentales; pero ¿Cómo se hizo? ¿Cómo pudieron los miembros de una raza distinta a la Aria tener los conocimientos y la voluntad suficiente para superar su pereza natural, para construir estructuras tan complejas? La respuesta más coherente a la que se puede llegar ha sido durante siglos, si no milenios, una de las principales pruebas de vida más allá de la tierra: Fenómeno E.T.
Naves extraterrestres aterrizaron en una zona habitada por gente pobre, ignorante y facilmente manipulable; los alienígenas traían consigo los conocimientos y recursos necesarios para promover el desarrollo a gran escala, permitiendo que todo faraón o esclavo involucrado con ellos pudiese obtener grandes ganancias - a manera de conocimientos y una renovada espiritualidad-, haciendo una muy pequeña inversión personal. Los frutos de esta mágica relación son considerados hoy en día una de las siete maravillas del mundo antiguo y son visitados continuamente por expertos interesados en descubrir la manera secreta en que los Egipcios lograron mantener en pie tan complejas estructuras.
Pero la presencia alienígena no se hizo esperar en América Latina; hacía el 1.200 a.C. aparecieron las pirámides Olmécas y Mayas, a las que los antiguos habitantes del centro del continente acudían en masa, haciendo filas casi interminables para llegar al lugar de culto, donde podían pedir la intercesión de los altos sacerdotes -casi todos extraterrestres-, entregando sus ofrendas a los dioses importados por los sabios creadores de pirámides.
Tristemente, todas estas culturas contaban con una característica común, una que brilla por su ausencia en nuestros tiempos; tanto los Egipcios, como los Mayas y los Olmécas eran seres sencillos y abiertos al cambio ¿Qué pasaría si los alienígenas descendieran nuevamente y trataran de ofrecernos nuevos avances en forma de pirámides? Probablemente serían detenidos y destruidos por los líderes francmasones de las nuevas naciones, que no estarían dispuestos a ceder ni un centímetro de su poder a maneras de pensar distintas de la propia, pues el ego y la codicia humana parecen no tener límites y lo que importa hoy en día no es más la civilización o la nación, sino la senda que unos pocos han ido elaborando en busca de poder.
En Egipto, hace ya más de 4.000 años se construyeron las primeras pirámides: monumentos gigantescos -casi monstruosos- que dieron paso al nacimiento de una de las culturas más influyentes durante la constitución del mundo y el pensar occidentales; pero ¿Cómo se hizo? ¿Cómo pudieron los miembros de una raza distinta a la Aria tener los conocimientos y la voluntad suficiente para superar su pereza natural, para construir estructuras tan complejas? La respuesta más coherente a la que se puede llegar ha sido durante siglos, si no milenios, una de las principales pruebas de vida más allá de la tierra: Fenómeno E.T.
Naves extraterrestres aterrizaron en una zona habitada por gente pobre, ignorante y facilmente manipulable; los alienígenas traían consigo los conocimientos y recursos necesarios para promover el desarrollo a gran escala, permitiendo que todo faraón o esclavo involucrado con ellos pudiese obtener grandes ganancias - a manera de conocimientos y una renovada espiritualidad-, haciendo una muy pequeña inversión personal. Los frutos de esta mágica relación son considerados hoy en día una de las siete maravillas del mundo antiguo y son visitados continuamente por expertos interesados en descubrir la manera secreta en que los Egipcios lograron mantener en pie tan complejas estructuras.
Pero la presencia alienígena no se hizo esperar en América Latina; hacía el 1.200 a.C. aparecieron las pirámides Olmécas y Mayas, a las que los antiguos habitantes del centro del continente acudían en masa, haciendo filas casi interminables para llegar al lugar de culto, donde podían pedir la intercesión de los altos sacerdotes -casi todos extraterrestres-, entregando sus ofrendas a los dioses importados por los sabios creadores de pirámides.
Tristemente, todas estas culturas contaban con una característica común, una que brilla por su ausencia en nuestros tiempos; tanto los Egipcios, como los Mayas y los Olmécas eran seres sencillos y abiertos al cambio ¿Qué pasaría si los alienígenas descendieran nuevamente y trataran de ofrecernos nuevos avances en forma de pirámides? Probablemente serían detenidos y destruidos por los líderes francmasones de las nuevas naciones, que no estarían dispuestos a ceder ni un centímetro de su poder a maneras de pensar distintas de la propia, pues el ego y la codicia humana parecen no tener límites y lo que importa hoy en día no es más la civilización o la nación, sino la senda que unos pocos han ido elaborando en busca de poder.
